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Sobre el desarrollo vasculo-nervioso retro-ocular

  • Autores: Ignacio López Marín
  • Localización: Archivos de la Sociedad Oftalmológica Hispano-Americana, ISSN 0365-7051, Vol. 12, Nº. 4 (ABR), 1952, págs. 367-385
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Partimos de la disección de un feto a término y después hacemos un estudio de embriones humanos de 40, 20, 14 y 10 milímetros, respectivamente, y otros de cobaya de 8, 6 y 4 milímetros, aprovechando la analogía filógenica en fases primitivas, que previa inclusión en parafina fueron cortados normalmente al eje mayor de éstos y teñidos con hematoxilina-eosilina; de esta forma pudimos seguir paso a paso todas las manifestaciones producidas en el interior del mesénquima, tales como formaciones neurales y vasculares, principalmente. Hicimos una reconstrucción esterométrica de Born en los embriones de 40 y 14 milímetros y para los demás recurrimos al método estereofotométrico de Sabotta-Neumayer y reconstrucciones planimétricas de His. A lo largo de nuestro trabajo hemos podido observar que el contenido orbitario se influye todo él, recíprocamente, en su desarrollo, existiendo un orden prelativo en dicha influencia. Después de reunir los datos de investigación observados, pasamos a ligarlos para establecer una sucesión de los mismos en el orden de su desarrollo. El primer elemento que aparece corresponde al ganglio de Gasser, que en el embrión de 4 milímetros está todavía confundido con el ganglio geniculado del facial y auditivo, el tubo óptico que comienza a formar en su extremo la copa retinal. Una vez proliferada la retina y obliterado el nervio óptico en su parte periférica, se forman finas redes arteriales anejas desde la arteria axil a nivel del infundíbuloencéfalo, cosa que observamos en el embrión de 6 milímetros y que termina en penacho en el polo posterior de un ojo, adoptando únicamente la forma definitiva del adulto, desviándose hacia adentro cuando está bien desarrollado en nervio nasal y comienza la osificación nasoetmoidal, cosa que observamos en el embrión de 40 milímetros. Constituída la hendidura oftálmica en la facies embrionaria y limitada en consecuencia por la eminencia frontal y maxilar, hácense visibles, desde estas dos últimas zonas, los nervios frontal y maxilar, que se lanzan contra el ganglio de Gasser ya diferenciado, y con quien siempre estuvieron unidos, observándose en otra forma siguiente la aparición del nervio nasal, diferenciado del frontal en el momento en que toma cuerpo el espolón nasal de la facies embrionaria. En el embrión de 8 milímetros se observa ya la condensación fibrosa envolvente del globo ocular, coincidiendo al mismo tiempo con nueva condensación mesenquimatosa, en la parte más inferior, a donde va a parar el nervio óculomotor común, visible entonces, y de donde se diferencian el oblicuo menor y recto inferior, primeros músculos que observamos, siguiendo su aparición la restante musculatura dependiente de dicho nervio. Poco después, es ostensible el nervio oculomotor externo acompañado de la arteria oftálmica superior, diferenciada ya del seno cavernoso, observándose, al final de dicho nervio, la formación del músculo recto externo que, hacia atrás, abraza la vena oftálmica superior, constituyendo un arco que, por arriba y abajo, se pierde hacia el fondo de la órbita, y que, en las últimas fases del desarrollo, continúa hasta la parte externa del nervio óptico, el cual ya está cubierto de su vaina fibrosa. Dicho abrazamiento, antes de llegar a la vaina óptica, incluye también a los nervios que están en íntimo contacto con él, como son el nasal y el óculomotor común, y así se constituye el anillo de Zinn del adulto. La aparición del patético la apreciamos poco después de la del oculomotor externo formando, desde un principio ya, un trayecto que contacta con la del nervio frontal y forma con él un paquete independiente, alojado del que pasa por el anillo de Zinn. La vena oftálmica inferior también está distante, pero, desde un principio, debajo del paquete vásculonervioso del anillo. En el embrión de 40 milímetros aíslase el nervio óptico por formación del ala menor del esfenoides cartilaginosa, constituyéndose aparte el paquete de la hendidura esfenoidal; el patético y frontal quedan arriba, la vena oftálmica inferior se encuentra debajo y en medio, cambio, está la vena oftálmica superior con el óculomotor externo, óculomotor común y nasal, y por eso el crecimiento del músculo recto externo hacia atrás, buscando inserción en el fondo orbitario, ha de abrazar a este paquete que indicamos; y en estas condiciones es lógico considerar que este dispositivo formado envié tabiques accesorios, lo mismo centrípetos a la luz del anillo de Zinn y que aisle los distintos elementos contenidos, y lo mismo centrífugos, yendo a parar, la fascia fibrosa que tapiza el labio superior e inferior de la hendidura esfenoidal. El ganglio ciliar lo encontramos ya en el embrión de 20 milímetros, en la encrucijada del nervio nasal y el óculomotor común, sin poder precisar su procedencia, y respecto de las fibras simpáticas ciliares que saltan de la carótida, las encontramos en esta arteria en las mismas fases indicadas anteriormente, aunque no hemos podido advertir su salto hacie el globo ocular en ninguna fase embrionaria, salvo en la disección del feto a término. El Dr. Carreras Matas da su felicitación al autor. Comunicación presentada en el XXIX Congreso de la Sociedad Oftalmólogica Hispano-Americana. Madrid, octubre 1951.


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