En los 10 casos que en uno de nuestros trabajos hemos expuesto (2), concernientes a 19 ojos examinados (una de las personas era monoftalma), se han observado 15 córneas esféricas, de las cuales 10 corresponden a cinco individuos y las otras cinco a otros tantos sujetos. Las modificaciones que estas córneas han sufrido en su curvatura son: en siete, un astigmatismo inverso; en cuatro, un astigmatismo inverso-oblicuo; en dos, un astigmatismo directo, y en dos, un astismatismo directo-oblicuo. Por consiguiente, en las córneas esféricas que tienden a modificar su curvatura existe una preponderancia hacia el astigmatismo inverso. El número de córneas astigmáticas que se transforman en esféricas es mucho menos elevada que el de las córneas esféricas que se transforman en astigmáticas, en la proporción de 1 a 2, 5. El estudio de 20.330 casos de refracción ocular durante sesenta y un años de nuestra práctica, nos ha permitido aclarar ciertos puntos hasta entonces oscuros en relación con el astigmatismo corneal. Dichos puntos se refieren principalmente a: si el astigmatismo es afección congénita o adquirida, a los casos de córneas esféricas que se transforman en astigmáticas y a la inversa, a las variaciones en el grado y en la dirección del eje del astigmatismo, así como a la evolución y a las causas de tales variaciones. Pero el punto que consideramos más importante es el de la evolución del astigmatismo corneal durante la vida, que en multitud de casos sigue un curso que pudiéramos llamar cíclico. Así, creemos que la córnea humana es esférica en el acto del nacimiento, que se hace astigmática en los primeros años de la vida o en la juventus y casi siempre de la variedad directa, que al fin de la edad madura tiene tendencia a hacer esférica y que en la vejez se inclina a volverse astigmática, pero con predominio de la variedad inversa. Palabra clave: Artículo.
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