Resumen de Ahha. Kapehnha@yahoo. Com
No es difícil imaginar que el trágico destino de Anna Karenina, y el de las otras dos grandes adúlteras de la novela del XIX (Ana Ozores y Emma Bovary), hubiera podido ser muy otro de haber tenido a mano un ordenador y una cuenta de Hotmail. Tampoco es difícil concebir cuán jugoso hubiera sido un intercambio de correos electrónicos entre cualquiera de ellas y el cínico y a la postre enamorado Valmont ¿Y entre varios de ellos a la vez? Juegos de tiempo, espacio y distancia en la nueva entrega de la milenaria historia de internet que quincenalmente nos cuenta Miguel Ángel Furones.
