La publicidad política en España, y así lo reconocen profesionales implicados en la campaña para las elecciones legislativas del 9 de marzo, ha ganado en madurez, y quizá un baremo adecuado para medir este progreso sea la mayor naturalidad con el que el mercado publicitario trata el asunto de qué agencias son autoras de las campañas y qué profesionales están detrás de ellas. En otros casos referidos a experiencias pasadas, sin embargo, y con el objetivo de no perturbar sensibilidades ajenas y preservar el negocio, la discreción fue la norma. Por otro lado, la preeminencia de los mensajes frente a la influencia de las estrategias surgidas del marketing es también un motivo de reflexión en este ámbito
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