Salvador Pérez Crespo, Jaime González Rodríguez
La ausencia de mecanismos de control de la calidad de servicio en Internet, a la que acceden unos usuarios cada vez más exigentes, ha permitido la aparición de un grupo de empresas, denominadas genéricamente Redes de Distribución de Contenidos (RDC o CDN, del inglés "Content Delivery Networks"), que tienen como objetivo hacer negocio, aportando mecanismos que permitan mejorar la calidad de los servicios disponibles. La solución se basa en replicar la información de los sitios web en un conjunto de servidores situados muy cerca de los usuarios finales, típicamente en las instalaciones de los proveedores de acceso a Internet, con lo que se consiguen disminuir los tiempos de entrega.
El negocio consiste en cobrar al proveedor de contenidos por mejorar la respuesta de sus servidores y con ello mejorar la imagen que de su negocio dan a sus clientes. Los comerciantes de Internet no pueden permitirse el lujo de perder dinero debido a la desesperación de sus clientes, que tienen que esperar constantemente a que las páginas web se descarguen. Se considera bien pagado un servicio que les permite mejorar la experiencia de navegación en su web y con ello fidelizar a unos clientes que en caso contrario buscarán un lugar alternativo. En un entorno tan competitivo como Internet, donde es tan fácil el cambio, es si cabe más importante conseguir esta fidelidad.
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