Cientos de mujeres recurren a la prostitución tras meses de paro y agonía económica. Según su propia confesión, la crisis las ha empujado a esta solución desesperada. Las nuevas chicas de compañía son solteras o divorciadas y muchas tienen hijos a su cargo, trabajan en un piso de alterne en el que una "madame" concierta las citas, así se sienten más protegidas y pueden estar sólo un par de horas a la semana. Sus honorarios rondan de media los 100 euros, pero hay casos más desesperados y tienen que bajar su precio hasta los 30 euros. Por supuesto, nadie de su entorno conoce su doble vida
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