El terrorista Osama Bin Laden, objetibo de las represalias militares de EE. UU, no es el único que quita el sueño a Bill Clinton. Desde los atentados de 1995 y 1936 en Arabia Saudí, el presidente se enfrenta a la pesadilla de que una parte de la Casa Real de Saud podría estar implicada en actividades terroristas antinorteamericanas.
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