Es toda una mujer. Tenía 23 años hace un año. 23 años y muchas ilusiones. Una vida por delante. Unos estudios de turismo concluidos, un dominio notable de la lengua inglesa, unos proyectos para mañana... Pero la muerte de su hermano, el asesinato de Miguel Angel Blanco, el 12 de julio de 1997, cambió su vida. Desde entonces sólo vive para que se mantenga firme su recuerdo. Es decir, de lo que puede significar el recuerdo de su hermano para quienes han dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos.
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