Los últimos atentados contra intereses estaunidenses, en Nairobi y Dar es Salam, apuntan otra vez al terrorismo de los fundamentalistas islámicos. El Gobierno de bill Clinton ha dado órdenes para que sea el FBI el encargado de la investigación. Pero no las tienen todas consigo y ya han ofrecido millonarias recompensas para encontrar alguna pista.
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