Los congresos regionales del Partido Popular han terminado con una sorprendente revuelta protagonizada por la vieja guardia del Partido Popular. Cadáveres políticos defenestrados por Aznar, como Ramallo o Cañellas, y otras glórias, como los críticos canarios, ademas del incombustibles Fraga, han hecho un juicio a la dirección nacional del PP y a su proyecto de renovación del partido. Su mensaje es claro: los viejos leones todavía no se han jubilado.
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