La intervención armada de EE UU y sus aliados en Irak tendrá un coste humanitario, político, económico y ecológico muy alto. Miles de iraquíes pagarán con sus vidas la mayor factura de una guerra que estrangulará a un país ya asfixiado. Pero no serán los únicos: la ONU, la UE y la OTAN pagan con su división; Bush deberá asumir el alto coste político y económico de un conflicto más caro y arriesgado que el del Golfo y sus aliados pueden pagar en descrédito político el apoyo a una guerra impopular. Ni siquiera a los gobiernos opositores les saldrá gratis: se la juegan en el reparto del botín.
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