No lo va a tener nada fácil el candidato del Partido Popular a la presidencia del Gobierno si gana las elecciones generales, con permiso del PSOE, el próximo mes de marzo. Su antecesor en el cargo le deja una herencia envenenada, una serie de temas que no han tenido solución: la cuestión vasca, con el plan Ibarretxe de telón de fondo; la política exterior tras el conflicto de Irak y la posición española ante Europa; la economía y las pensiones e incluso el propio partido. Por ahora, Rajoy está cohesionando el partido en torno a su proyecto y nadie le cuestiona, pero las cosas pueden cambiar en cualquier momento
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