Si todos los niños de nuestro país fuesen alimentados con leche artificial durante su primer año de vida y mediante leche de continuación los tres años siguientes, la cifra de negocio alcanzada se elevaría muy por encima de los 500 millones de euros. Un mercado demasiado suculento como para dejarlo escapar, aun a pesar de que sea la salud de los propios niños y sus medres la que esté en juego.
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