Las arcas se vacían a un ritmo frenético. El déficit se multiplica este año por cinco, hasta los 50.000 millones de euros, en tanto el paro rompe su tendencia y sube en agosto. No salen las cuentas de la crisis. Ahora habrá que ver si el Gobierno es capaz de hincar el diente a las rentas más altas y de emprender una lucha feroz contra el fraude fiscal, las fortunas más opacas y las sociedades que ni facturan ni cotizan
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