El anuncio por parte de ETA del cese de acciones armadas ofensivas y la posterior petición de Batasuna para que se legalice de cara a las elecciones municipales no son suficientes para que el Gobierno abra un proceso negociador. Pretende ejercier de intermediaria con el Estado, algo que no se le admite mientras esté subordinada a los planes de la organización terrorista, que si decide parar es porque no puede matar.
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