Saif el Islam, el hijo pródigo del depuesto dictador libio, se encuentra protegido en alún lugar de Sahel por los tuareg, amigos del sátrapa gracias a los favores recibidos durante décadas. La Corte Penal Internacional sigue sus huellas, ante el temor de que pueda organizar grupos insurgentes que desestabilicen la transición libia.
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