La tranquila Bélgica vive una tensión creciente entre valones y flamencos. Ambas comunidades reclaman y asumen cada vez más competencias políticas y económicas, lo que está socavando el poder del Gobierno federal. Para muchos belgas, su país está abocado a un divorcio irreversible
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados