En este artículo se hace una propuesta de incorporación de las emociones en la filosofía de la ciencia. En el primer apartado se muestra la exclusión de las emociones en ciencia tanto en el positivismo lógico como en el racionalismo crítico. En el segundo apartado se ofrece una incorporación de las emociones en ciencia a partir de la abducción peirceana y de la deliberación de teorías kuhniana. Frente a las versiones clásicas de la filosofía de la ciencia se insiste en el hecho de que las emociones son el primer paso del proceso de creación científica y que son cruciales para la deliberación entre teorías en competencia.
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