Con la sabiduría milenaria de las artes marciales, el movimiento Femen ha utilizado la fuerza de sus enemigos para hacerse más grande. Protestan, entre otras cosas, contra el uso de la imagen de la mujer en la publicidad, y lo hacen usando su propio cuerpo como vehículo de la protesta porque saben lo que va a pasar. Los medios de comunicación responden al reclamo concediendo mucho espacio y tiempo a estas performances visuales, y con ello se consigue que su mensaje contra la cultura del patriarcado y el sexismo se difunda por todo el mundo.
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