Para el politólogo norteamericano Samuel Huntington1, en la presente coyuntura internacional Estados Unidos debe centrar sus intereses de política exterior en tres direcciones fundamentales: el problema japonés, Europa y la Unión Soviética, y algunas zonas muy precisas del Tercer Mundo como el Golfo Pérsico y el Caribe. En efecto, terminada la Guerra Fría los desafíos son ahora económicos (de ahí la preocupación por sus potenciales competidores), desapareciendo por completo la necesidad de contener la expansión comunista a nivel periférico (con lo que se hace innecesaria una presencia en zonas como el sur de Asia o Africa).
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