Además de pan, los ciudadanos romanos recibían también circo, en grandes dosis y en forma de luchas a muerte entre gladiadores, trepidantes carreras de cuadrigas, enfrentamientos a animales salvajes o recreaciones de efectistas batallas navales. Fuera como fuese, el espectáculo debía continuar.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados