Oficialmente encausado, condenado y arrestado por la masacre de Mapiripán, el general Jaime Uscátegui es uno de los militares de más alto rango, quizá junto con el general Arias Cabrales, que está en prisión por su participación en la la matanza. Vehemente defensor de su inocencia, Uscátegui justifica su papel en aquellos lejanos días de julio de 1997, cuando un grupo de paramilitares sembraron el terror en esa lejana población situada en el suroriente de Colombia y una zona dominada en su momento por las FARC.
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