Entre los derechos fundamentales de ciudadanía europea destaca el de la libre circulación de personas, que implica el derecho de los ciudadanos de los Estados miembros y sus familiares a circular y residir en el territorio de la Unión, al menos hasta tres meses, sin más requisito formal que llevar un documento de identidad o pasaporte válido. Este derecho fundamental es fruto de una evolución desde la libre circulación de trabajadores y profesionales vinculada a una dimensión económica, hacia la libre circulación de ciudadanos vinculada a una dimensión política. En este artículo se expone esta evolución y se describen las características esenciales de la libre circulación ya configurada como un derecho fundamental; asimismo se identifican las semejanzas y diferencias entre este derecho y la libre circulación y supresión de fronteras del conocido como ‘espacio Schengen’.
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