Este trabajo presenta una reflexión enhebrada desde mi vivencia como traductora literaria, concretamente desde la experiencia traduciendo literatura transcultural de la India contemporánea. En traducción, las opciones lingüísticas siempre implican modelos éticos. Como traductora trato de no naturalizar la diferencia, de no privar al público lector de la otredad que proviene de la lectura, y que, en textos lingüística y culturalmente ricos, nos abre una puerta a la diversidad, entendida como valor. La práctica traductora implica, necesariamente, una conciencia ética y política en la toma de decisiones. En este artículo, comparto cuál es la mía.
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