El proceso de envejecimiento conlleva múltiples cambios en el organismo, así como en el entorno de los individuos. Estas modificaciones, hacen que tanto la presentación de los padecimientos como su diagnóstico y tratamiento sean complejos y diferentes que en el resto de la población. Por ello, es necesario el trabajo coordinado del equipo multidisciplinario, en el que también participe activamente el anciano diabético y su familia o cuidador. El éxito de las medidas preventivas y curativas radica en el mejor conocimiento de las condiciones de salud y de vida (económicas, sociales, comunitarias, familiares, etc.) del paciente y de la población anciana en general; así como facilitar al paciente la información y los medios para que comprenda mejor su enfermedad y los recursos disponibles para su tratamiento y sea conciente de su importancia en el logro de los objetivos terapéuticos. Lo anterior es particularmente importante para el tratamiento nutricio de la diabetes ya que su objetivo es el cambio en los hábitos y costumbres de alimentación y actividad física que probablemente el paciente ha realizado por muchos años.
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