"En las primeras reuniones con los distintos departamentos, la producción de la película supo transmitir al equipo algo básico para que el rodaje saliera adelante. Que teníamos entre manos una producción independiente y de presupuesto limitado para un guión intimista. Situación que en principio parece poco alentadora para el equipo, pero que en el caso de La buena voz jugaba a nuestro favor. Antonio Cuadri tenía muy claro que los decorados debían ser localizaciones naturales, que la iluminación tenía que ser sencilla, minimalista y realista, que los protagonistas de este trabajo debían ser los propios actores". -Claudio Crespo, guionista.
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