La decoración escultórica del exterior del Museo del Prado está incompleta. Desde la construcción del edificio hubo diversos proyectos que no se acometieron y otras propuestas que resolvieron parcialmente la decoración. En 1833 se realizó para las tres fachadas una decoración efímera de esculturas en escayola con motivo de la jura de la infanta Isabel, futura Isabel II, como princesa heredera. Varias de estas esculturas se quedaron instaladas a la intemperie durante décadas. Grabados y pinturas a lo larto del siglo XIX muestran indicios y permiten vislumbrar las diversas esculturas que ornaron las fachadas. En este texto se analiza lo que ocurrió en cada fachada, quienes fueron los escultores implicados, y qué sucedió con cada proyecto.
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