Creer que un efecto especial es sinónimo de desproporción y fantasía es conocer sólo una pequeña parte de la realidad. Es cierto que muchos productos audiovisuales requieren la habilidad de las empresas que los realizan, pero desgraciadamente las productoras suelen demandar efectos tradicionales en los que este singular trabajo pasa rutinariamente desapercibido.
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