La espermatogénesis es un proceso bien definido, complejo, largo y muy ordenado de división y diferenciación celular, que se encuentra bajo regulación de señales endocrinas (GnRH, LH, Inhibina y FSH); paracrinas,derivadas de la interrelación entre los distintos tipos de células de los túbulos y del intersticio (incluso vía yuxtacrina); y de señales autocrinas, de autocomunicación de una célula consigo misma. En todo este proceso la testosterona juega un papel fundamental. La testosterona en el interior del túbulo testicular alcanza concentraciones 100 veces mayores que la testosterona circulante en torrente sanguíneo.
Desde un punto de vista reproductivo podemos encontrar dos escenarios completamente diferentes relacionados con un Síndrome de Déficit de Testosterona (SDT)que darán lugar a un resultado clínico final similar: la dificultad para tener hijos del varón. Por un lado la presencia de un hipogonadismo, que requiere un manejo diferente en función de la prioridad clínica y los deseos de descendencia del paciente y su pareja. Por otro la situación inversa, la de un paciente que requiere o ya está en tratamiento con testosterona.
Cuando la prioridad clínica del paciente es la fertilidad, en pacientes con hipogonadismo hipogonadotropo, el tratamiento para restaurar una espermatogenesis normal requiere la administración exógena de gonadotropinas. El tratamiento debe ser prolongado, con una duración de al menos 12-18 meses. En el 95% de los casos se va a obtener una respuesta favorable, entendiendo como tal la aparición de espermatozoides en el eyaculado, consecuencia del restablecimiento de la espermatogénesis.
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