A De Micheli-Serra, Pedro Iturralde Torres
Se recuerdan los estudios iniciales acerca de la "irritabilidad" de los tejidos animales por científicos iatrofísicos o iatromecánicos, que llevaron al descubrimiento de la llamada electricidad animal, vislumbrada por Luigi Galvani en el siglo XVIII y demostrada por Carlo Matteucci y sus continuadores en el siglo XIX. A partir de la rana "reoscópica", que permitía valorar la corriente eléctrica en sentido cualitativo, se llegó a principios del siglo XX al electrocardiógrafo de cuerda presentado por Willem Einthoven en 1901. De ahí arrancó el camino que llevó a la construcción de aparatos siempre más perfec-cionados hasta los sistemas actuales de mapeo endocárdico con tecnología magnética o con catéteres multipolares, que permiten identificar rápidamente el sitio de origen o las vías de propagación de una arritmia para su ablación con radiofrecuencia. Ahora se utiliza también la ecocardiografía intracardíaca para definir la anatomía de la aurícula derecha, durante la realización de la cartografía intracardíaca, con el fin de establecer los sitios más adecuados para dicha ablación. Por otra parte, se ha desarrollado un método lógico, i.e. Racional, de la exploración eléctrica del corazón, introducido por Frank N. Wilson en Ann Arbor y aplicado con acierto por Sodi Pallares en México, del que son derivados importantes adelantos diagnósticos y notables implicaciones terapéuticas. Palabras clave: electricidad animal, galvanómetros antiguos, galvanómetro de cuerda, electrocardiografía. Vectocardiografía, cartografías intracardiacas
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