E. García-Procel, J Halabe-Cherem
Dos de los principios éticos en la práctica de la medicina son el compromiso con el bienestar de los pacientes y la integridad científica. 1 No obstante, aunque parezca tan obvio que los médicos deben conducirse en este sentido, las presiones que están ejerciendo las compañías farmacéuticas sobre los médicos y los principios de su profesionalismo no son menores. Los conflictos surgen entre los médicos y las empresas que producen medicamentos o manufacturan productos para la salud. No podemos dejar de reconocer la gran aportación de estas últimas al invertir en investigación para descubrir, desarrollar y distribuir nuevos medicamentos que benefician a innumerables pacientes, además del notable apoyo que otorgan a la educación médica continua; sin embargo, el conflicto que surge entre las necesidades de los pacientes vulnerables y los incentivos de las ganancias de quienes venden los medicamentos no siempre se resuelve según los principios de la ética médica. Las compañías farmacéuticas cruzan con frecuencia la línea entre el bienestar del paciente y la búsqueda de beneficios económicos, y los médicos quedan en el medio del conflicto, sirviendo más a la industria farmacéutica que a sus pacientes. De ahí que el problema no sea sólo las empresas con fines de lucro, sino el comportamiento de los médicos que permiten que esto suceda. Los pacientes son los más afectados ya que confían en los médicos y esa relación de confianza es tan valiosa que sería lastimoso tender un velo de sospecha sobre ella.
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