Ramón F. Reboiras, Javier Angulo
William Shakespeare ganó los últimos Oscar del milenio. El dramaturgo fue el nombre más invocado de la 71º ceremonia que moviliza al mundo del cine y que siguieron más de mil millones de personas en todo el mundo. Mientras el actor de Romeo y Julieta, con siete estatuillas, dictó su peculiar justicia poética, el otro gran triunfador fue Roberto Benigni, el cómico toscano que impuso su talento histriónico en la categoría de mejor actor y de mejor película extranjera. Desde el patio de butacas Benigni se convirtió en referencia constante de una velada conducida con un excelente sentido del humor por Whoopi Goldberg. Hollywood consagró a Gwyneth Paltrow como mejor actriz y a Steven Spielberg, una vez más, como el mejor director.
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