La pregunta capital de este trabajo atañe a la cuestión de si es compatible con el principio de igualdad y con la presunción de inocencia el que una sentencia condenatoria sea basada exclusivamente en los dichos de un solo testigo. En este contexto, el artículo analiza el requisito de la �convicción subjetiva� �exigido por la doctrina dominante como presupuesto de la condena penal� y lo contrapone a la exigencia de una fundamentación objetivamente racional de la sentencia. Además, se trata la cuestión de si la psicología experimental de la actualidad puede suplir el déficit de fundamentación de una sentencia basada en la mera creencia en la palabra del testigo.
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