Con la llegada a la España nacional de Ildebrando Antoniutti, enviado por la Santa Sede con la aparente misión humanitaria de ayudar a repatriar a los niños vascos exiliados en 1937, se abrió un período de acercamiento diplomático, pero también se puso en marcha lo que justificaba su presencia en España: repatriar a los niños. Se analizan aquí distintos aspectos de lo que fue una verdadera batalla diplomática, con niños de fondo, a partir de documentación del Archivo Gomá, del archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores �franquista y republicano� y del Archivo Secreto Vaticano. El artículo anticipa una próxima monografía sobre el papel de la Santa Sede en la repatriación de los niños durante la guerra civil española.
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