Entre otras posibles interpretaciones, la obra de Clarice Lispector acepta una lectura a la luz de la tradición religiosa judaica. En este sentido, supone una reflexión sobre los grandes temas bíblicos como es el caso de su ficción "Água viva", que describe algunos aspectos del Jardín del Edén y de la figura de Lilit, la mujer que habitó aquel lugar previo a la distinción entre el bien y el mal.
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