En América Latina enfrentamos un doble problema: los comuncadores saben poco o casi nada de las ocupaciones de otros profesionales -médicos, ingenieros, empresarios, economistas- y éstos carecen de las nociones y destrezas para incorporar las comunicaciones eficazmente a su práctica profesional. Probablemente sea utópico intentar formar periodistas que se acerquen al modelo polivalente del intelectual renacentista. En cambio puede ser más viable y productivo hacer un buen comunicador de un médico o un ingeniero. Este modelo de actualización y especialización puede mejorar sustancialmente la calidad del periodismo y ampliar los horizontes de la formación en comunicaciones.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados