Resumen de Isaac Albéniz
Federico Sopeña Ibáñez, Rafael Ortega Basagoiti, Santiago Martín Bermúdez, Jacinto Torres Mulas, Arturo Reverter, Harry Halbreich, Antonio Gallego Gallego
No puede negarse que la figura de Isaac Albéniz es uno de los puntos de referencia obligados de la historia de la música española. Como miembre de la trinidad -junto con Granados y Falla- a la que se debe la restauración moderna de este arte en nuestro país, su inmenso valor es universalmente reconocido. El hecho de que su aparición no se produjera después de un vacío tan espantoso como el que pintaron los nacionalistas -cosa que estamos empezando ahora a reconocer- no resta grandeza al legado del autor de Iberia; todo lo contrario, cuando conozcamos plenamente las raíces del pianismo de Albéniz, estaremos en posición de comprender mucho mejor el arte mismo del catalán. Por lo demás, ni siquiera la enorme obra -en proceso de catalogación- de Albéniz ha logrado pasar por entero a nuestro patrimonio cultural vivo por medio de las necesarias ediciones, las monografías y los estudios, las presencia permanente en los conciertos o una discografía representativa. El tópico nos ha ocultado en buena medida al auténtico Albéniz. Mientras su música era devorada en España por un nacionalismo, muchas veces de baja estofa, en Francia y otros países europeos se recogía admirativamente la herencia de su teclado renovador. Acerquémonos mínimamente a este gran músico, sobre el que tanto nos queda aún por saber, con el siguiente dosier. Como lo estuvo en vida, Albéniz va acompañado en estas páginas por Enrique Fernández Arbós, su gran amigo. El destino ha querido que la magia de los números confluya en este 1989: ochenta años de la muerte de Albéniz y cincuenta de la de Arbós.
