La tercera ley de Kepler, que data de poco después de 1600, permite calcular las distancias de los planetas al Sol en múltiplos o fracciones de la distancia entre este y la Tierra, valor que recibió el nombre de unidad astronómica. Desde entonces los astrónomos se esforzaron por descubir cuánto mide realmente, en unidades conocidas (como el kilómetro), la unidad astronómica. A fines del siglo XVIII se propusieron hacerlo midiendo el tránsito de Venus.
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