Las grandes exposiciones internacionales, que a fines del siglo XIX atraían entusiastas multitudes con su exaltación del progreso, encontraron modestas pero numerosas contrapartidas en la periferia de Occidente, por ejemplo, en Iberoamérica. La Primera Exposición y Feria Agrícola e Industrial de la provincia de Santa Fe, realizada en 1887, fue un buen ejemplo de esas contrapartidas. La sencillez de sus pabellones y parquedad de lo exhibido no fueron obstáculo para que la prensa local la considerara prueba de que Santa Fe había dejado atrás su pobre y miserable aspecto de aldea española del siglo XV para transformarse en una ciudad moderna, donde palpita la vida y se sienten los grandiosos anhelos del progreso.
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