El artículo analiza cómo la Revolución Mexicana afectó la vida de tres haciendas en la zona central del país -Tlaxcala y Estado de México-, y de que manera se sortearon las dificultades para continuar la producción y la comercialización de lo producido en estas fincas. Asedio, requisa de bienes e invasión a las haciendas -por parte de las fuerzas revolucionarias- son algunos de los problemas que se viven durante los años 1911 a 1918; pero también nuevos gravámenes y préstamos forzosos impuestos por las diversas autoridades a nivel estatal y federal con el propósito de hacerse de recursos para sostener su lucha. Se examina además cómo el apoderado de las tres fincas encara las demandas de aumento salarial y mejores condiciones de trabajo por parte de los peones, así como las estrategias políticas y administrativas de los hacendados a nivel individual y colectivo
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