La popularidad persistente del liberalismo se debe a que nunca sabemos por dónde cogerlo. Si criticamos su aspecto económico, sus partidarios insisten entonces en su contribución al pluralismo político y a la diversidad cultural. Evolucionar indefinidamente de un registro a otro hace olvidar su indulgencia en el pasado con respecto a la esclavitud. Y a los neoliberales se les atribuye el mérito de transformaciones emancipadoras a las que a menudo se han opuesto.
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