La localización del sonido es el resultado de un proceso computacional llevado a cabo a lo largo de la vía auditiva. La información acústica recibida por cada oído, una vez analizada independientemente (claves monoaurales o espectrales) y conjuntamente (claves binaurales), es integrada para generar una percepción espacial unificada. Hemos estudiado las propiedades espaciales de la corteza auditiva y su participación en fenómenos de plasticidad basados en la adaptación a nuevas claves de localización en hurones adultos entrenados con condicionamiento positivo. La lesión e inactivación de las diferentes áreas corticales ha puesto de manifiesto no sólo su participación en la localización del sonido, sino también la compleja interacción entre la corteza cerebral y el mesencéfalo, responsables, respectivamente, de los aspectos voluntarios y reflejos del comportamiento de localización. Todas las áreas auditivas corticales participan en los procesos de adaptación ante nuevos valores en las claves de localización espacial que se producen ante la oclusión temporal de un oído. Además, la eliminación selectiva de la proyección descendente desde la corteza al colículo inferior ha revelado la importancia del control cortical sobre la información ascendente para su reinterpretación, necesaria para la adaptación a diferentes condiciones ambientales.
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