´El tiempo fluye´,¡Qué rápido pasa el tiempo!´, ´El tiempo no vuelve´. Con un par de preguntas nos convencemos de que esta metáfora líquida no explica nada. ¿Desde dónde y hacia dónde fluye el tiempo?.
Si nadie me lo pregunta, entiendo perfectamente lo que es el tiempo. Pero si quiero explicarlo, me resulta imposible. De manera similar expresaba San Agustín nuestra dificultad de entender la esencia íntima del tiempo. Veremos aquí algunos argumentos para intentar aclarar este concepto o, al menos, para entender mejor las dificultades que se nos presentan cuando deseamos revelar el misterio del tiempo.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados