Introducción. Una de las necesidades primarias del ser humano es establecer vínculos afectivos percibidos como incondicionales y duraderos. En los primeros momentos de vida, si el desarrollo tiene lugar de modo armónico, esta necesidad se satisface a través del cuidado y atención recibidos de la madre. Diversos estudios han demostrado su importancia para el desarrollo socioemocional del niño y de la especie en general. Objetivo. Revisar algunos de los principales conocimientos aportados por distintas investigaciones actuales acerca de los cambios neurobiológicos que tienen lugar en la madre destinados a garantizar el desarrollo óptimo de la descendencia. Desarrollo. Datos de distinta naturaleza muestran que ya incluso en la gestación, el parto y durante las primeras interacciones maternofiliales, se producen cambios estructurales, funcionales y neuroendocrinos en el cerebro materno que predisponen a la madre hacia el cuidado y atención de su bebé, llegando a afectar al cerebro infantil y su desarrollo en los años infantiles y en los posteriores, siendo incluso transgeneracionales los efectos de estas primeras interacciones maternofiliales sobre el cerebro y desarrollo infantil. Conclusiones. A pesar de evidenciarse la plasticidad cerebral materna y la relevancia de sus implicaciones en los ámbitos sociales, educativos y de la salud, todavía queda mucho por conocer acerca de los procesos que participan en el cerebro materno y su influencia en el desarrollo del niño. Es necesario un trabajo interdisciplinar que permita dar respuesta a estos interrogantes y, consecuentemente, optimizar el desarrollo humano.
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