Hasta fechas recientes no se ha constatado, en toda su magnitud, el problema de durabilidad que supone para el hormigón la corrosión de sus armaduras, de ahí que los problemas iniciales presentados por el cemento aluminoso no se dimensionaran con anterioridad. En la actualidad, el problema que plantea el cemento aluminoso a largo plazo, además de las pérdidas de resistencia mecánica que se han constatado, es la posible corrosión de sus armaduras.
En este trabajo se describen aspectos relativos a los procesos que puede originar la citada corrosión y se dan algunas indicaciones prácticas de cómo evaluarla.
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