El pesimismo que irradia la crisis del euro hace olvidar los puntos fuertes del proyecto europeo. La UE sigue siendo el mayor mercado del mundo y muchos países quieren un mejor acceso a él. El comercio es y será una de las vías para que la UE sobreviva y prospere.
A lo largo de los próximos 10 o 15 años, el 90 por cien de la demanda mundial se generará fuera de Europa. Esa es la razón por la cual es una prioridad fundamental que la Unión Europea aproveche estas posibilidades de crecimiento abriendo oportunidades de mercado para sus empresas. El comercio será una de las fuentes más importantes de nuestro crecimiento. Ya lo es. La pequeña contracción de la economía europea en 2012 habría sido cuatro veces más grande de no ser por el dinero aportado por nuestro comercio.
Una de las principales ventajas de Europa es que sigue siendo una de las economías más abiertas del mundo, y eso a pesar de la crisis. La crisis ha provocado una ansiedad entre los ciudadanos que a su vez está fomentando las críticas a las políticas de comercio abierto. Las familias, los trabajadores e incluso algunas empresas buscan protección, y eso les lleva a exigir proteccionismo. Este punto de vista es correcto en cuanto a una cosa: el comercio tiene que desempeñar un papel importante para sacarnos de la actual situación pero, casi con toda certeza, el cierre del comercio y la inversión no es la respuesta. Muy al contrario, la UE depende del comercio para sobrevivir y prosperar. En comparación con otros, no hemos reaccionado ante la crisis cerrando mercados, sino todo lo contrario: nos sentimos comprometidos a abrirlos más todavía. El proteccionismo no es la respuesta cuando las dos terceras partes de las importaciones de la UE son materias primas y componentes necesarios para el proceso de producción...
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