Las pequeñas y medianas empresas constituyen la base de la economía de mercado en la Unión Europea. Resultan determinantes para la generación y el mantenimiento del empleo, incluso en épocas de recesión y de crisis como la que se atraviesa en los momentos actuales. Sin embargo, su papel aparece en muchas ocasiones velado por la visibilidad que otorgan los medios de comunicación a las grandes corporaciones, olvidando que es más importante crear riqueza de forma descentralizada que movilizar la riqueza existente hacia unas pocas manos a través de los instrumentos de los mercados financieros. La Organización Internacional del Trabajo considera que las pequeñas empresas son las principales generadoras de empleo decente y sostenible y constituyen antídotos contra la exclusión social.
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