Con la votación, la semana pasada en el Congreso, de la resolución soberanista de CiU, las relaciones entre el PSOE-PSC han alcanzado máximos de tirantez. Para algunos, el camino hacia la ruptura es ya poco menos que inevitable. Para otros, marca el inicio de una necesaria redefinición del difícil equilibrio entre ambas organizaciones. Sin embargo, el pulso entre la dirección federal y los socialistas catalanes ha tenido una derivada de peso: la decisión de Carmen Chacón de romper con su catalanismo, situarse en clave nacional y relanzar sus aspiraciones como alternativa de Rubalcaba. Una decisión que llega en in momento muy difícil para el PSOE, cuando un cierto ambiente de decepción entre los socialistas por la actuación de Rubalcaba en el Debate sobre el estado de la Nación está aún en pleno hervor.
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