Elogiado dentro y fuera de España por los más puristas defensores de la "línea Merkel", el proceso de saneamiento de la banca española parece intachable. Sin embargo, empiezan a aparecer grietas que nos pueden poner en apuros. En concreto, en el área de las entidades nacionalizadas. Con algunas de ellas, como la despreciada Catalunya Banc, nadie sabe qué hacer, tras el fracaso, por falta de interés de posibles compradores, de su último intento de venta. Otras, como Bankia, buscan su futuro mientras presentan las mayores pérdidas de la historia empresarial española. Todo ello, pese a unas ingentes ayudas públicas que, interpretaciones aparte, ha disparado el déficit público hasta el 10 por ciento en 2012.
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