En el siglo XIX fueron Esmeralda y Quasimodo, la Bella y la Bestia, Drácula y Mina, Carmilla y sus víctimas. Sus amoríos, condenados al fracaso, estaban teñidos de maldad o compasión. Dos formas de prohibición. Luego llegó el turbulento siglo XX y cambiaron los puntos de vista. Si el amor intergeneracional era tan posible como entre razas diferentes... ¿por qué no entre "especies" diferentes?
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados